En pleno casco histórico de Alcalá del Júcar se encuentran dos de las cuevas con más historia de la localidad. Se trata de La Cueva de Garadén y La Cueva del Diablo.
La de Garadén es la mas antigua de las dos. Se cree que fue construida en la época árabe y posee un gran mirador. La función de esta cueva era bélica.
Alcalá del Júcar estaba situada en el camino real de Castilla a Levante y todo aquel que venía de Castilla a Levante o viceversa debía pagar los impuestos correspondientes en el puente romano. Entonces, la cueva del Rey Garadén funcionaba como puesto de centinelas, desde el mirador de esta cueva vigilaban el paso del río evitando que la gente no cruzara el puente romano navegando y evitara pagar los impuestos.
Con la llegada a la zona de los cristianos y la expulsión de los moros no se sabía que utilidad darle a la cueva. Al final fue transformada en unos grandes palomares para su cría y reproducción, perdiendo así su función bélica.
En el valle de Alcalá del Júcar se crió mucha paloma “bravía” hasta los años 50 debido a las muchas creencias en la población de que el caldo de paloma era muy sanador.